El lado menos ‘populista’ de José Bono

José Bono, junto a Amancio Ortega, propietario de Inditex, en un campeonato de hípica

Mucho se ha hablado del lado más cercano y populista de José Bono, de su cultivada habilidad para transformar anécdotas en titulares, y apenas nada de su lado menos populista y más disonante.

Cuando las formas y el fondo no coinciden, cuando algo no encaja entre lo que un político nos dice y lo que hace, se produce una distorsión en el mensaje. O, lo que es lo mismo, se manifiesta la disonancia cognitiva.  

Hace meses, José Blanco vestía una camisa de CH (Carolina Herrera) en un mitin del PSOE. El corte que reprodujeron los informativos no distaba mucho de éste: “Lo que tiene que hacer el PP es arrimar el hombro y predicar con el ejemplo, porque los españoles lo están pasando muy mal con la crisis”. Fue un domingo y lo vi en un telediario, no recuerdo cuál. Me quedé con el detalle de la camisa de CH, y confieso que me he recorrido todo google, desde la A hasta la Z, en busca del documento gráfico pero no lo he encontrado. ¿Qué mejor ejemplo de disonancia cognitiva puede haber?

Bueno, pues dejando de lado a José Blanco, su compañero de partido y tocayo José Bono también peca de disonante, sobre todo en su faceta menos pública y más privada.

Podríamos decir que hay dos José Bonos. El José Bono campechano y populista que dedica un día de su jornada laboral a acompañar a barrenderos, bomberos y comerciantes, el mismo que invita a los periodistas todos los veranos a pasar un día en su pueblo natal, el que dice lo que piensa pero sobre todo piensa lo que dice, y el José  Bono que se pasea por los campeonatos de hípica con empresarios como Amancio Ortega, dueño de Inditex, o comparte portada en Hola con la Presley en compañía de su consuegro Raphael.

Digamos que cuando alguien abandera una política de izquierdas, presume de empatizar con el pueblo llano, y al mismo tiempo, tiene intereses en una empresa de hípica, su mujer regenta varias joyerías, se exhibe con empresarios de postín como Amancio Ortega, emparenta con la farándula, y, para más inri, se dice/se comenta que le ha comprado a su hijo una casa en el Madrid de los Austrias y un chalé cerca de Toledo, parece evidente que se produce una disonancia entre el Bono más público y el privado. ¿Es ético y sobre todo coherente que un dirigente de izquierdas tenga ese patrimonio si es que de verdad lo tiene? Y si no lo tiene, ¿por qué a casi nadie le extrañaría si esas informaciones fueran ciertas?

Dicho de otro modo, se ve que el lado menos populista de José Bono es, a su vez, su lado más disonante.

Acerca de rafalaza
Asesor en comunicación política.

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