«Alberto, mírame a los ojos: ¿Tú te has dopado?»

Lo de Miguel Angel Revilla y el infoentretenimiento es como una luna de miel eterna, como si ambos hubiesen nacido para estar juntos, y aunque pasen los años la relación no se deteriora; al contrario, va a más. El 27 de agosto escribí un post tiulado Revilla, el rey del infoentretenimiento en el que reflexionaba sobre la capacidad innata del Presidente cántabro para moverse en este formato televisivo como pez en el agua.

El sábado Revilla fue entrevistado en La Noria e hizo lo más difícil todavía. Protagonizó sin duda el que será su mayor viral en Youtube. Sentado junto a Alberto Contador, le cogió del brazo, le miró a los ojos y le espetó: «Alberto, mírame a los ojos. De verdad. ¿Tú te has dopado?». Y ya no es lo que dijo sino cómo lo dijo. La comunicación no verbal y la comunicación verbal, el tono de voz, iban de la mano para darle una tensión al momento más propia del programa De buena ley de Tele 5, en el que un juez resuelve un litigio entre dos vecinos enfrentados, que otra cosa.

En el citado post ensalzábamos la naturalidad de Revilla, su habilidad para darle al público lo que quiere, para mostrarse como un ciudadano más, sus expresiones coloquiales trufadas de dichos populares y, sobre todo, su espontaneidad. Una naturalidad estudiada, muy poco natural, propia de quien dice siempre lo que piensa y piensa siempre lo que dice.

Si repasamos la intervención del Presidente cántabro con Contador comprobaremos cómo su actuación es todo menos espontánea. Cómo introduce el tema, cómo se va apoderando del escenario, mira a sus interlocutores, aumenta el ritmo de sus palabras y dice aquello de ‘no lo tenía previsto pero lo voy a hacer’. Y lo hace.

La comunicación no verbal no tiene desperdicio: repantingado sobre el sofá, primero, se incorpora, le coge a Contador del brazo y le mira a los ojos muy de cerca. Resulta llamativo comprobar cómo cuando el ciclista le responde que no se ha dopado, Revilla dice: «Te creo, te va a costar, pero te creo», y como no se escucha bien porque el público rompe a aplaudir, espera a que haya silencio para repetir su frase: «Te va a costar, pero te creo». Y a continuación, Revilla se erige en representante de todos los españoles, y haciendo un uso abusivo de ilustradores (empieza a mover el brazo subrayado con el dedo índice en algo de arriba abajo), le da la absolución: «Estoy seguro de que los españoles en estos momentos te están creyendo».

Dicho esto, sí cabe comentar una cosa que ya exponíamos en el anterior post: el formato de infoentretenimiento es un regalo para el político que lo protagoniza, está claro. Pero también presenta un riesgo doble, diría yo: el exceso de populismo y el riesgo de hacer el ridículo.

En mi opinión, Revilla ha pasado la raya en esta ocasión. Cae en el populismo, está sobreactuado, y su intervención raya con lo ridículo. Revilla el mentalista, le han bautizado ya en la red.

Revilla, el rey del infoentretenimiento

Estaba recopilando información sobre Miguel Angel Revilla para escribir este post cuando me topé de bruces con la siguiente noticia: ‘ El presidente de Cantabria colaborará cada mes en El programa de Ana Rosa’. Fue algo así como la puntilla, la confirmación definitiva de la atracción innata que ejerce el Presidente cántabro sobre los medios de comunicación y, en concreto, sobre el formato del infoentretenimiento.

Como señala Mas Consulting en su blog, infoentretenimiento es el formato capaz de informar y entretener al mismo tiempo. Se trata de programas tipo magazine o talk show, que suelen emitirse en prime time, en los que el espectador consume mensajes sencillos y directos, y demanda espectáculo.

El Presidente cántabro es un asiduo a este tipo de programas. La temporada pasada, sin ir más lejos, participaba regularmente en el Programa de Buenafuente, en La Sexta. Para un político es todo un regalo poder ser entrevistado en esos formatos, que cuentan con una audiencia muy elevada, pero para eso hay que saber darle al público lo que demanda. Y Miguel Ángel Revilla se lo da. Vaya si se lo da. Sus apariciones estelares son auténticos virales en youtube, e, incluso, han protagonizado noticias en los diarios de Cantabria de mayor tirada. Como cuando el programa cerró con Revilla cantando con el público al alimón el himno de Cantabria.

El idilio de Revilla con los medios de comunicación no es casual. Su poder de atracción mediática tiene mucho que ver con el carisma y el liderazgo y con el eterno debate que los rodea: ¿El líder nace o se hace? Como en todo, hay opiniones para todos los gustos, y una posición de equilibrio entre ambas corrientes nos llevaría a pensar que hay que tener ciertas actitudes naturales para ser carismático pero que, a partir de ahí, existen técnicas de comunicación que nos ayudan a potenciar el liderazgo. El líder nace pero hay que modelarlo. Y, a juzgar por sus apariciones en los medios de comunicación, Revilla es muy consciente de ello. La rueda de prensa más inocente se convierte en toda una lección de telegenia.

El Presidente cántabro exhibe una gran habilidad para traspasar el ámbito local en sus intervenciones y llegar al nacional. ¿Cómo lo hace? Aprovechando el momentum y dándoles a los periodistas la anécdota que buscaban, la imagen curiosa del día. Para la posteridad ha quedado la visita de Revilla a La Moncloa en taxi, las anchoas con que obsequió a Zapatero, o cómo besó la bandera de España en presencia del Presidente del Gobierno en medio de una lluvia de flashes.

Pero, al margen de su innegable capacidad para reclamar la atención de los medios de comunicación, la participación en programas tipo talk show, o de conseguir más o menos metros cuadrados en las páginas de los diarios, lo mejor que hace Revilla es utilizar sus intervenciones para contarnos su historia. En tiempos en los que el infroentretenimiento ha hecho que la política sea cada vez más personalista, Revilla ha conseguido construir su propia historia, y lo más importante, ha logrado una historia creíble. El presidente cántabro utiliza técnicas como el storytelling mucho antes de que se supiera de su existencia.

Para lograr el liderazgo, resulta fundamental la credibilidad e identificación con la gente, y, filias y fobias políticas aparte,  Revilla las consigue, ambas por igual. Es un presidente cercano, que habla el lenguaje del pueblo llano, que allá donde va habla de su región, Cantabria, y lo hace con pasión. Y eso llega a la gente.

Consciente de que el receptor se queda con tres o cuatro pinceladas de lo que consume en los medios de comunicación, el Presidente cántabro ha logrado encajar tres o cuatro atributos personales en sus apariciones en los mass media que forman ya parte de su ADN político. Si preguntarámos a un seguidor del programa de Buenafuente quién y cómo es Revilla, es muy probable que nos dijera algo así: «Es el Presidente de Cantabria, un tío muy campechano, simpático, que siempre está promocionando los productos de su tierra y que habla sin pelos en la lengua. Fue a ver a Zapatero en taxi y le llevó anchoas. Un tipo muy normal».

Se trata de 3 ó 4 atributos personales que, gracias a las innumerables anécdotas que cuenta y situaciones que ha protagonizado en la pequeña pantalla, se han quedado en el subconsciente colectivo del espectador. En cambio, si preguntáramos a ese mismo espectador a qué partido político pertenece Revilla es muy probable que dudara o, simplemente, no supiera responder.

Veamos cómo comunica Revilla. Hay técnicas de comunicación forjadas en la formación a portavoces como la telegenia que enseñan, entre otras herramientas, a elevar la anécdota a categoría, a persuadir, empatizar con el público o a hacerse dueño del mensaje y del escenario.

He elegido este video como ejemplo del buen uso de algunas de estas técnicas por parte del Presidente de Cantabria. En él Revilla aprovecha una pregunta de Buenafuente sobre el precio de la leche para ensalzar la calidad de los lácteos cántabros:

Revilla ha logrado además algo muy difícil de conseguir en política: su marca personal ha superado a su marca política. En la última encuesta del CIS más valoración, el presidente autonómico más valorado mientras que su partido pierde puntos.