Los nuevos ministros y el síndrome del foso de la orquesta
octubre 25, 2010 4 comentarios
La semana pasada estuvo marcada, a efectos de comunicación política, por la remodelación del Gobierno Zapatero y la designación de los nuevos ministros. Al margen de que el framing de los medios de comunicación sobre esta noticia se puede resumir en que Zapatero fía su suerte a Rubalcaba y a la vieja guardia y en que el nuevo Ejecutivo es más bregado y correoso, con un perfil más político y, sobre todo, y como dijo muy a su pesar María Dolores de Cospedal, «con mayor proyección pública», vamos que, según parece, el Gobierno sale reforzado al menos a corto plazo, el caso es que la noticia ha estado marcada por tres sub-noticias o no-noticias paralelas: la power balance de Leire Pajín, el micrófono abierto de Cospedal y las desafortunadas declaraciones del alcalde de Valladolid sobre la nueva Ministra de Sanidad. Estos tres acontecimientos han hecho correr ríos de tinta en la prensa nacional, ocupando cientos y cientos de metros cuadrados de periódicos y eclipsando, en ocasiones, a la verdadera noticia. Todo esto me ha hecho recordar uno de los 10 mandamientos de la comunicación política: vende lo polémico, lo conflictivo, la controversia, lo frívolo. Lo que Roger Ailes, asesor de Ronald Reagan, vino a denominar el síndrome del foso de la orquesta.
Ailes definió el síndrome del foso de la orquesta con una escena muy gráfica: Un político sube a un escenario. Desglosa de manera efectiva un programa político completo. Adereza la exposición con ejemplos emotivos, arranca aplausos del público, y risas y murmullos. Sale entonces un segundo político. En el tramo de escaleras que lo separa del atril, tropieza y cae en el foso de la orquesta. ¿Cuál de los dos saldrá en portada y protagonizará los titulares al día siguiente?
Los periodistas buscan titulares que transmitan drama, controversia, polémica. Lo emocional por encima de lo racional. Como señala Luis Arroyo en su libro Los cien errores de la comunicación de las organizaciones, «a pocos interesa un debate técnico sobre los niveles de radiación de las ondas electromagnéticas que las antenas de telefonía móvil emiten. Cualquiera, sin embargo, se sentirá conmovido por la historia de unos cuantos niños afectados por cáncer como consecuencia (posible) de una antena cercana a su colegio».
Son innumerables los ejemplos de síndrome del foso de la orquesta en la actualidad política de los últimos años. Desde la mirada de Obama y Sarkzozy al trasero de una joven brasileña de 17 años, colaboradora junior de Lula, durante una cumbre del G-8 en Italia para debatir sobre el cambio climático, a la irrupción en bikini de Evangelina Cardoso, una activista de Greenpeace que se había acreditado como periodista durante la IV Cumbre de la Unión Europea (UE), América Latina y el Caribe celebrada en mayo de 2006; el rifi-rafe entre Rita Barberá y María Teresa Fernández de la Vega en el Encuentro España-África Mujeres por un Mundo Mejor; o la instantánea tomada desde atrás de doña Letizia y Carla Bruni durante la recepción del Rey don Juan Carlos a Nicolas Sarkozy.
El síndrome del foso de la orquesta dirige el foco a lo polémico, lo anecdótico y muchas veces a lo frívolo, pero como detalla Mas Consulting en su blog, que sea frívolo no quiere decir que no tenga importancia a efectos de la comunicación política. Todo lo contrario. El síndrome del foso de la orquesta da a menudo mucha información sobre la persona que comete el desliz, deja ver lo que en realidad esconde, cómo es, su personalidad, su verdadero carácter…
El político debe estar siempre alerta en los actos públicos, cuidar todos los detalles y no bajar nunca la guardia.
Si analizamos los tres síndromes del foso de la orquesta sobre la designación de los nuevos ministros de Zapatero anteriormente citados veremos mucha información en el trasfondo. Veamos:
La Power Balance de Leire Pajín.
Nada más conocerse la designación de Leire Pajín como Ministra de Sanidad las redes sociales y la blogosfera se inundaron de comentarios y post sarcásticos sobre la pulsera Power Balance que la nueva ministra exhibía hace no mucho, cuando ejercía de secretaria de organización del PSOE. La pulsera, que supuestamente reduce el estrés, el dolor y aumenta la fuerza, ha sido denunciada por la Unión de Consumidores. Comentarios como Leire Pajín es la única ministra que podría vencer en un combate justo a Chuck Norris. Usa una Power Balance, o grupos en Facebook pidiendo su dimisión no han tardado en acaparar la atención de los medios de comunicación. Al margen de la valía o no de la nueva ministra, lo cierto es que el hecho de que una Ministra de Sanidad haya exhibido hasta antes de ayer un producto milagro como la Power Balance sí parece, cuanto menos, disonante con el cargo que va a desempeñar.
El micrófono abierto de María Dolores de Cospedal.
Los micrófonos abiertos siempre se traducen en síndrome del foso de la orquesta. Lo anecdótico, lo polémico, lo frívolo salta al primer plano de la noticia acaparando los titulares. María Dolores de Cospedal dijo en un micrófono abierto, en animada conversación con Javier Arenas y Pío García Escudero, lo que verdaderamente pensaba pero que nunca habría dicho en público sobre el nuevo Ejecutivo. Pese a lo anecdótico, sus palabras han eclipsado las de la línea oficial del partido. Tras su micrófono abierto, ya de poco vale lo que diga Rajoy sobre el nuevo Gobierno de Zapatero; para muchos, lo que de verdad opina el PP sobre el nuevo Gobierno es lo que dijo Cospedal a través de un micrófono abierto.
Las declaraciones del alcalde de Valladolid.
Las declaraciones que el alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, hizo sobre Leire Pajín son un síndrome del foso de la orquesta de libro. Contienen todos los ingredientes: controversia, polémica, frivolidad… Una entrevista que en principio no iba a tener ninguna trascendencia en relación a la noticia en cuestión se ha convertido en el principal foco de interés de los medios de comunicación. En este caso, las declaraciones de León de la Riva han eclipsado la propia Power Balance de Pajín, de la que se ha hablado muy poco desde que el alcalde de Valladolid aludiera a los «morritos» de la Ministra. Ni que decir tiene que su imagen personal ha quedado en entredicho por sus desafortunadas declaraciones. Por mucho que se disculpe, y al margen de su gestión como alcalde, su imagen quedará ya marcada por el que sin lugar a dudas se ha convertido en el síndrome del foso de la orquesta más mediático de la última semana.
Y no será que ante la incapacidad de los políticos actuales para presentar un discurso medianamente interesantes e inteligente, los foso de orquesta son lo único que pueden ofrecernos?
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